El ralentí ilegal de los motores diésel y de gasolina de los autobuses escolares supone una amenaza significativa para la salud y el bienestar de los estudiantes, los empleados de los autobuses escolares y las comunidades que albergan estos depósitos de autobuses escolares en toda la ciudad de Nueva York. Según la ley de la ciudad de Nueva York, es ilegal permitir que el motor de un vehículo funcione durante más de un minuto fuera de una escuela mientras está estacionado o detenido.1 A pesar del aumento de las quejas públicas sobre el ralentí a través del sistema de quejas de los ciudadanos de la ciudad de Nueva York y las recientes acciones de aplicación contra las empresas de autobuses escolares por parte del Fiscal General del estado de Nueva York, las observaciones directas de New York Lawyers for the Public Interest (NYLPI) encontraron que entre el 20 y el 25% de los autobuses escolares estacionados fuera de las escuelas de toda la ciudad tenían los motores al ralentí durante más de un minuto, en violación de la ley local.